Sant Mateu en la historia contemporánea
A lo largo del siglo XIX la población aumenta de manera continuada, llegando a los 4.136 habitantes en 1887. Es cabeza de partido judicial y acoge una audiencia de lo criminal durante diversas décadas. Como en el resto del contexto español, el siglo se ve marcado por la guerra de Independencia, los conflictos entre carlistas y liberales y las desamortizaciones.
Durante la primera guerra carlista Sant Mateu protagonizará diversos episodios bélicos con el General Cabrera al mando de los tradicionalistas. Quizás el más destacado es el paso de la expedición realista camino de Madrid (julio de 1837), con el pretendiente Carlos María Isidro al frente, el cual se alojó en el Palacio del Marqués de Villores. Los repetidos enfrentamientos armados que tuvieron lugar en la villa a lo largo de toda la contienda, fueron origen de la ruina de una parte considerable del patrimonio local. Los conventos de Dominicos y Capuchinos, y el Palacio de los Maestres de Montesa, ya afectados durante la guerra de Independencia, sufrieron las consecuencias más importantes por encontrarse a extramuros. Las murallas, que se reconstruyeron parcialmente y se reforzaron a causa del conflicto, fueron derribadas nuevamente en muchos de sus tramos. La derrota carlista trajo consigo también el exilio de muchos partidarios de la localidad, entre los que destacaron la familia Pitarch, músicos que triunfaron como organistas en Francia.
Las desamortizaciones de mediados de siglo acabaron definitivamente con las comunidades de Dominicos y Capuchinos de la localidad. Sus bienes fueron expropiados y subastados por el Estado. Los conventos, totalmente arruinados tras la guerra, desaparecieron definitivamente. La misma suerte corrió el Palacio de los Maestres de Montesa. La Orden continuaría existiendo a título honorífico, aunque el dominio eminente sobre el territorio quedaba totalmente abolido.
Faltan todavía estudios que describan el devenir del municipio más allá de esta época. Sin embargo podemos dar algunos datos que caracterizan el siglo XX. En primer lugar, desde un punto de vista demográfico, la población no ha dejado de perder habitantes desde la década de 1900. Este proceso se acelera tras la Guerra Civil a causa de la atracción que ejercen los grandes núcleos urbanos, y de una fuerte helada que en 1956 mató a la mayor parte de la viña plantada en el término municipal.
En el contexto de la II República se llevó a cabo una importante labor en materia educativa con la construcción de unas nuevas instalaciones escolares, y la introducción de las innovadoras metodologías pedagógicas de Célestin Freinet y Maria Montessori.
Durante la Guerra Civil cobró especial fuerza en la población, así como en toda la comarca, la ideología anarquista. En concreto en Sant Mateu, la CNT confiscó edificios religiosos que destinó a almacenes o garajes. Parte del patrimonio eclesiástico fue destruido. Se ha de lamentar especialmente la quema del retablo renacentista de la Capilla Mayor de la Arciprestal. Pero sobre todo se han de lamentar las vidas que el conflicto armado, y la represión anterior y posterior a 1939, se llevó por delante.